Dolor en la Frontera: México en le Feminización y Explotación del Trabajo Textil 

por Mariana Parra González


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Figura 1. Dunas y sierra, Coahuila, México. Foto de panza.rayada.



Mariana Parra González es una estudiante mexicana que actualmente cursa un Máster en Prácticas Críticas de la Moda en los Países Bajos. Su investigación se centra en la descolonización de la moda, la inclusión y representación de minorías y grupos de riesgo, y la relación entre trabajo y género. Al crecer en una familia dedicada a la producción local de ropa, fue testigo de las repercusiones negativas que la moda rápida tiene en las comunidades. Por ello, ve la moda desde una perspectiva crítica y actúa a través de su práctica para crear un impacto positivo en la industria. 


Bajos salarios, acoso sexual, bullying, jornadas laborales de más de ocho horas sin pago de  horas extras, sin seguro médico, prestaciones, días de descanso ni jubilación. Estas son algunas  de las condiciones de trabajo que tienen que soportar lxs trabajadorxs de la industria textil en Estados fronterizos al norte de México, tales como Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas. Estas condiciones responden a un modelo de desarrollo económico capitalista, ya que la alta productividad y el bajo costo son prioridad, y en donde la explotación, marginación y mercantilización de la mujer de clase asalariada es indispensable para que el sistema persista, ya que ellas participan en los procesos de reproducción (de obreros), y en la producción de bienes como tal.

Es por esto que la intención del presente artículo es analizar cómo el capitalismo y la feminización del trabajo textil pone en desventaja a las mujeres o personas con atributos femeninos, y cómo esto perpetúa condiciones indignas de trabajo. Para esto se mostrará un testimonio recopilado en los años 2021 y 2022 por el Comité Fronterizo de Obreras, organización que promueve los derechos humanos y laborales de las trabajadoras de las maquiladoras [1] en la frontera norte de México para disminuir la violencia en base al género, y para mejorar los salarios y condiciones de trabajo y de vida de las trabajadoras y sus familias. Además de esto, se encontrará una entrevista realizada por la autora en la cual una trabajadora textil independiente habla acerca de sus condiciones laborales, y cómo la informalidad en la industria ha afectado su vida personal y profesional.

Feminización del Trabajo Textil y el Capitalismo


Durante siglos, en la cultura mexicana se han construido estereotipos de género, y el mercado laboral no es la excepción. Los años 2000 fueron importantes para la explotación de la industria textil en el norte del país, un sector que emplea al 19.6% de las mujeres mayores de 14 años en México [2]. El Instituto Nacional de las Mujeres en México [3] explica en un documento cómo las dinámicas de género en esa época contribuyeron a que las mujeres tuvieran acceso a ciertos tipos de empleo que fueron feminizados.

El interior del hogar es el espacio donde los roles de género son más visibles, algunos de estos estereotipos confinan a la mujer en el papel de ama de casa y al hombre, en el de proveedor, división que reduce a la mujer al ámbito privado, y por ello, invisible y no valorado económica ni socialmente. En lo laboral, los roles de género han pautado en dónde, cómo y cuándo pueden trabajar las mujeres. Esto se muestra en una serie de entrevistas que el Instituto realizó en 2007 a mujeres casadas o en unión libre acerca de su situación laboral, en ella 36% de las entrevistadas sugirió que debían de pedir permiso a sus parejas para poder trabajar, aún cuando vivieran en situaciones económicas precarias. El artículo plantea la hipótesis de que en este entorno las mujeres están condicionadas a no retar la autoridad del hombre, ya que se evidenciaría la incapacidad de éste para proveer con sus ingresos el sustento total de la familia.

Asimismo, se muestra que las principales ocupaciones en las que se desempeñan las mujeres son como comerciantes informales, artesanas y obreras, trabajadoras domésticas, oficinistas y empleadas en servicio, empleos que se relacionan con su rol e identidad de género. Esta segregación ocupacional por sexo significa una exclusión social de las mujeres porque se ubican, en términos generales, en ocupaciones con menor estatus y condiciones de trabajo desfavorables. Por estas razones, no es de sorprender que el trabajo manual requerido en la confección textil haya sido feminizado en México. Entre los motivos de las empresas para contratar mano de obra femenina destacan la percepción de que las mujeres tienen mayor sentido de responsabilidad y habilidades específicas. Los empleadores pensaban que la docilidad y destreza “femenina” en el hogar podía ser transferida al trabajo, las veían como características necesarias para las tareas meticulosas y repetitivas del ensamblaje de  prendas de vestir.

En este contexto, es necesario destacar el impacto del capitalismo global en las comunidades locales de toda América Latina. La frontera norte de México con Estados Unidos es una zona geográficamente intensiva en mano de obra y exportación para los fabricantes de ropa. En ella, las empresas transnacionales (especialmente las estadounidenses) se benefician de los bajos costes horarios de los empleados, aunque sean trabajadores algo más cualificados que a nivel nacional, algo que atrae a inversionistas extranjeros [4]. Pero ¿qué pasa con los trabajadores? El Estado comenzó a construir viviendas baratas y hacinadas cerca de las empresas para asegurarse de que hubiera flujo de trabajadores. El  propio Banco de México destacó sus prioridades en uno de sus boletines titulado "México ha  recuperado su estatus como centro líder de manufactura de alta productividad y bajo costo",  teniendo la meta de hacer que los costos laborales sean los más baratos de toda Norteamérica. Ese es el desequilibrio: alta productividad y bajo costo. Estos acuerdos comerciales entre  México y Estados Unidos apoyaron más a las empresas de moda de dicho país que a las condiciones sociales, laborales y económicas de lxs ciudadanxs fronterizxs a largo plazo.
El sector textil no exige requisitos educativos, y las compañías saben que la población está necesitada de empleo, es por esto que las mujeres jóvenes y pobres se convirtieron en la mejor mano de obra, ajustándose a intensos ritmos de trabajo con jornadas laborales de 50 horas, y salarios de $2645.94 MXN (133.02 USD) mensuales en el 2011 [5]. Una paga que era 1.46 veces más baja que la de su contraparte masculina. Sus condiciones de empleo son inestables, su trabajo es considerado de segunda clase y de escaso valor económico, son vistas como no calificadas, débiles y temporales, por lo que son preferidas para pagarles un salario más barato que a los hombres.

Figura 2. Pirámide del Sol. Borde oeste, Teotihuacan, México. Foto de Cvmontuy

Testimonio


La feminización del trabajo puede aumentar en gran medida la exposición a la violencia y situaciones negativas para las personas que trabajan en el sector. Según un estudio publicado en el Journal of Adolescent Health [6], si a las niñas se les imponen los estereotipos asignados a su género tienen mayor probabilidad de desarrollar depresión y estar más expuestas a la violencia. Por el contrario, los niños se involucran con mayor frecuencia en actos de violencia física y son más propensos al suicidio, ya que se les enseña a ser fuertes y no mostrar sensibilidad. Un ejemplo palpable de las consecuencias que deben de vivir las personas femeninas o afeminadas en la industria textil se encuentra en el siguiente testimonio.

Se referirá al entrevistado sólo por el género con el que se identifica y su edad, a modo de proteger su identidad.

La primera historia es la de un hombre de 54 años, trabajador de una empresa de confección textil en Coahuila que produce para marcas como Levi's, Lucky  Brand, Dickies, Cintas, Stitch Fit y Encompass. Opera en el área de lavandería con un  horario de 7:00 am a 7:00 pm y salario de $1200 MXN (58 USD) semanales y tiene prestaciones de seguro médico y vivienda. Él contó al Comité Fronterizo de Obreras que vive bullying y hostigamiento por parte de sus compañeros (masculinos) por ser una persona muy seria, tranquila y con tartamudez. Lo tratan mal, le hacen bromas pesadas, lo agreden verbalmente, lo golpean en la espalda constantemente e inclusive le han ofrecido dinero a cambio de favores sexuales. En una ocasión un compañero le mostró un billete de $500 MXN y se los ofreció, diciéndole que se los daba a cambio de que tuvieran relaciones íntimas; y él solo agachó la cabeza. Cuando estos encuentros ocurren, todos se burlan al escuchar lo que los demás le proponen. Esto responde a la idea de vulnerabilidad sexual que se tiene sobre las mujeres, y se perpetúa en el caso de este trabajador al negarse a participar en actividades violentas o demostrar su “valentía”. Al no manifestar fuerza e independencia, características ligadas a la masculinidad, también enfrenta abuso por parte de sus superiores. Un ex supervisor que ahora es un trabajador regular le pega aprovechando su pasada posición de  poder. Además, el encargado de área y el jefe de turno se burlan de él y le dicen que es un tonto que no sabe hacer nada, le avientan objetos y le dan mucho más trabajo del que a él le toca hacer. Su esposa contó al comité que hubo una semana en la que él no cobró su sueldo, él le dijo que esto fue porque hay días en los que no va a trabajar ya que tiene miedo de que lo golpeen dentro de la empresa, por lo que prefiere irse a una plaza y pasar el tiempo sentado. Él se ha quejado con su supervisor, pero no lo han ayudado e incluso le han respondido que él tiene la culpa por no defenderse. La Organización se ha dado cuenta de que él tiene miedo y no se ha quejado con los gerentes por temor a represalias.

Es por este tipo de situaciones que el trabajo de organizaciones como el del Comité Fronterizo de Obreras es importante para lograr cambios significativos en beneficio de lxs trabajadorxs textiles. En este testimonio, ellas han servido como un puente de comunicación de injusticias e irregularidades entre el trabajador y la empresa, y brindan apoyo emocional que él de otra manera no obtendría con tanta facilidad. Además de eso, han ayudado a trabajadoras de la tercera edad y mujeres embarazadas de la misma empresa a que se tomen con seriedad sus condiciones de salud y necesidad de descansos continuos a la hora de trabajar. Ellas se acercaron al comité para ser partícipes de pláticas de apoyo, y así lograron exigir con éxito cambios en sus horarios laborales.


“Pongo mi confianza en ellos y hay gente que abusa  de esa confianza, porque yo trabajo con esfuerzo para que de repente pues ya nomás no se  aparezcan y se llevan el trabajo que hicimos. Es ahí donde nosotras salimos mal y perdemos.  Aquí es confiar en la palabra de los demás porque nunca me ha tocado a mi hacer contratos  con nadie, solo vienen, me traen la mercancía, se las hago y les entrego, sin firmas y sin nada.”


Entrevista


Lamentablemente, no todxs lxs trabajadorxs tienen la posibilidad de exigir mejoras en su vida  laboral. Prueba de ello es la siguiente entrevistada, una mujer de 58 años. Ella tiene un taller independiente e informal en su casa y no cuenta con ningún tipo de prestación o seguro médico. Hace un par de años su esposo falleció, quedando económicamente desamparada y a la merced del trabajo que le llegara. Se vio inundada en deudas y tuvo que rematar su casa, después de un tiempo pudo comprar un pequeño terreno en la afueras de la ciudad y poco a poco ha reconstruido su nuevo hogar y espacio de trabajo. Ella aceptó hacer una entrevista en Enero del 2022 para contarnos cómo comenzó en el negocio, las complicaciones que ha vivido al trabajar en la informalidad, y sus anhelos para el futuro.

¿Cómo y cuándo comenzó usted en el ramo de la confección textil?

Hace como 27 años, era muy joven. Imagínate, empecé a trabajar en un taller en donde  me enseñaron a coser, cómo hacer las costuras y otros detalles, ahí estuve trabajando por unos 6 meses, y luego me cambié a otra empresa y estuve como un año más o menos. Una  persona de ahí mismo me dijo que me podían prestar máquinas para que me las llevara a mi casa y que me pusiera a coser allí, me dio tres máquinas para yo poder hacer mi taller. Entonces la gente de la empresa me puso a hacer bikini de caballero, y pues hice los trabajos que me iban saliendo de una forma o de otra, o sea no solo hago puro bikini, sino todo lo que me vayan pidiendo y pues me tengo que enseñar sola a hacer todo sobre la marcha.

En todo el tiempo que tiene trabajando, ¿en alguna empresa le han dado prestaciones o seguro  médico, algo con lo que usted se sienta protegida?

No, nunca. Porque nunca me han dado de alta en el seguro médico, ni en nada más. Yo creo que los patrones deberían de registrarnos para nosotros poder tener acceso al seguro y todas esas cosas, pero como mi taller es chiquito pues no creo que eso vaya a pasar. Porque mira, la manera en la que trabajo es tomando un pedido de prendas que no es bien pagado y no me queda para tanto, tengo que administrar de una u otra manera yo misma lo que me va entrando de dinero, ¡no hay para solventar todo! Y no hay tampoco un trabajo fijo para mí, hay que agarrar de un lado y de otro, de donde venga para poder cubrir mis gastos.

Al ser una productora independiente, ¿Ha recibido siempre sus pagos por los trabajos de  costura que hace?

Pues me he topado con todo, hay algunos a los que les hago el trabajo de confección, les  entrego y me prometen el pago pero al final se van, desaparecen y no me pagan, llevo mucho  tiempo en esto y claro que me ha pasado. Pongo mi confianza en ellos y hay gente que abusa  de esa confianza, porque yo trabajo con esfuerzo para que de repente pues ya nomás no se  aparezcan y se llevan el trabajo que hicimos. Es ahí donde nosotras salimos mal y perdemos.  Aquí es confiar en la palabra de los demás porque nunca me ha tocado a mi hacer contratos  con nadie, solo vienen, me traen la mercancía, se las hago y les entrego, sin firmas y sin nada.  Pero también tengo muchas buenas personas que me han ayudado, y por eso estoy aquí todavía.

¿Qué cambiaría usted en la industria textil para garantizar su bienestar y el de sus compañerxs? 

Solamente me gustaría tener gente que me apoye para poder tener más trabajo, porque la  verdad ahora (después de la pandemia por el COVID-19) el tiempo está muy mal. A veces me la pienso para hacer contratos con una persona, siento que es más estricto y que todo tiene que quedar perfecto con las entregas de mercancía, que cuando revisen todas la prendas no haya fallas. Pero lo mejor es que con ese tipo de trabajo las personas o empresas si te dan contratos y también te pueden dar prestaciones, algo más formal. Es lo que estaba pensando el otro día, si hubiera sueldos más altos sí podría hacer cosas mejores para mí misma, como sacar mi propio seguro médico y  prestaciones para proteger mi patrimonio. Pero por ahora no puedo hacer nada la verdad, ahorita como está la situación no se puede hacer mucho. Ojalá eso cambie en el futuro. El  camino ha sido difícil pero mira, he llegado a hacer algo, ¿verdad?

Esta historia demuestra cómo los empleadores se aprovechan de la necesidad de trabajo de sus empleadxs. Mostraron como un beneficio el “darle” máquinas para que trabajara en su casa a su propio ritmo, pero eso significaba que no gozaría de ninguna prestación y que sus tiempos de trabajo debían de ser flexibles y siempre estar lista para servir. Dejándola a la merced de si podrá o no cubrir sus gastos personales en el proceso.



Figura 3. El inicio de la valla fronteriza entre Estados Unidos y México cerca de Sunland Park, Nuevo México, EE.UU. y Rancho Anapra, Chihuahua, México. Foto de MJCdetroit.

Reflexiones Finales 


Los testimonios dan cuenta del ciclo de abuso que vive la clase asalariada en la frontera norte Mexicana, desde el uso de estereotipos de género para clasificar el trabajo manual y textil como inferior y seguir perpetuando violencia hacia lo femenino, las continuas condiciones indignas de trabajo, y el uso de outsourcing para negar prestaciones y disminuir costes. Es necesario exponer esta problemática ya que la población femenina se encuentra en una situación laboral desfavorable a pesar de sus atributos, afectando así su funcionamiento económico y el de sus comunidades, además de las oportunidades laborales a las que pueden acceder. El sobreconsumo que ha provocado la sociedad capitalista en la que vivimos ha dañado y limitado las posibilidades de localidades pequeñas en América Latina, las cuales sólo son preferidas por su mano de obra barata y que además son orilladas a trabajar desde la adolescencia con sueldos mínimos para poder sobrevivir. Escuchar a lxs trabajadorxs es primordial para poder exigir cambios positivos en favor de ellxs, y que así por fin puedan trabajar en condiciones dignas, con salarios justos, y sin miedo a represalias.


Notas: Dolor en la Frontera: México en le Feminización y Explotación del Trabajo Textil

[1] Una maquiladora es una empresa que permite que los productos se fabriquen en un país y se importen a otro sin pagar impuestos ni aranceles. El término se originó en México y la mayoría de estas fábricas están ubicadas en ciudades mexicanas en la frontera con Estados Unidos. El capital requerido para operar y establecer maquiladoras suele ser totalmente extranjero, generalmente de empresas estadounidenses.

[2] INEGI, Encuesta Nacional de Ocupación Y Empleo 2010 ENOE (Mexico: INEGI, 2011), inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/historicos/2104/702825445072/702825445072_1.pdf

[3] INMUJERES, El Impacto de Los Estereotipos Y Los Roles de Género En México ENOE (Mexico: INMUJERES , 2007), cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100893.pdf

[4] Patrick Gun Cuninghame, Globalisation, Maquiladoras and Transnational Identities at the Us-Mexico Border: The Case of Ciudad Juarez-El Paso. (Interventions Économiques no. 35, 2007), doi.org/10.4000/interventionseconomiques.648


[5] Instituto Nacional de Estadística y Geografía, La Industria Textil Y Del Vestido En México 2011 (Mexico: INEGI,2011), otech.uaeh.edu.mx/site/cdn/assets/site/files/pdf/patents_eri_text/industria-textil-2011.pdf

[6] Elizabeth Saewyc, A Global Perspective on Gender Roles and Identity (Journal of Adolescent Health 61, 2017), doi.org/10.1016/j.jadohealth.2017.07.010

Referencias Adicionales

Basulto Castillo, Angélica. La Industria Maquiladora Y La Mano de Obra Femenina. Observatorio Laboral Revista Venezolana, 2008. biblat.unam.mx/hevila/Observatoriolaboralrevistavenezolana/2008/vol1/no1/6.pdf 

Caballero Ramos, Deyra. El capital y la condición de las mujeres. Centro de Estudios Latinoamericanos, 2018. redalyc.org/journal/5350/535055132012/html/ 

De la O, María Eugenia. El Trabajo de Las Mujeres En La Industria Maquiladora de México: Balance de Cuatro Décadas de Estudio. Debate Feminista 35, 2019. doi.org/10.22201/cieg.2594066xe.2007.35.1321

Landau, Saul, y Sonia Angulo. Maquila: A Tale of Two Mexicos. 2000. youtube.com/watch?v=Ss2kvIZ75bQ

Martínez de la O., María Eugenia. Geografía Del Trabajo Femenino En Las Maquiladoras de México. Papeles de Población 12, 2006. scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-74252006000300005

Navarro, David Moctezuma, José Narro Robles, y Lourdes Orozco Hernández. La Mujer En México: Inequidad, Pobreza Y Violencia. Revista Mexicana de Ciencias Políticas Y Sociales 59, 2014. doi.org/10.1016/s0185-1918(14)70803-7

Olvera, Dulce. Mujeres Acusan Doble Violencia: De Patrones Y Del Estado, Cuando Exigen Sus Derechos Laborales. SinEmbargo MX, 2017. sinembargo.mx/08-03-2017/3164801

Ortiz, Desiree. Las Maquilas Y La Explotación de La Mujer Mexicana. Monografias, 2012. monografias.com/trabajos93/maquilas-y-explotacion-mujer-mexicana/maquilas-y-explotacion-mujer-mexicana

Vega, Andrea. Maquiladoras Trabajan Largas Jornadas, Padecen Malestares Físicos Y Falta de Prestaciones. Animal Político, 2019. animalpolitico.com/2019/06/maquiladoras-trabajan









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